domingo, 12 de agosto de 2012




UNA PEQUEÑA REFLEXIÓN





Sólo quien emigra puede llegar a comprender que se añore el sabor de una arepita o el olor de un Asado Negro.
Sólo quien emigra puede llegar a comprender las lágrimas ante una Hallaca o la sonrisa ante un Pabellón Criollo.
Sólo quien emigra lleva los sabores en el corazón y puede comprender que es tan exquisita una Cachapa con Quesito de Mano como una Empanada de Cazón.
Sólo quien emigra extraña tanto la rica sazón del ají dulce como el aromático gusto de la comida de Mamá.
Sólo quien emigra puede entender la necesidad de comer Diablitos, aunque en Venezuela jámas los consumiera.
Sólo quien emigra lleva en su piel, la esencia, los sabores, la sazón de su tierra.

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